Al anochecer los tres guerreros regresaron a Serberia y se reunieron con los pobladores para explicarles la situación.
Keyla se separo de su tío para ir junto a Janna. Le dio un fuerte abraso y ambas sonrieron.
- Pequeña esta noche saldremos a buscar a los rebeldes. Quiero que te quedes junto a tu tío. El te protegerá. No salgas a las calles por ningún motivo.
Janna sostuvo en sus brazos a la pequeña Keyla mientras Nan informaba a los pobladores.
- Nuestras sospechas se confirman. Los rebeldes pretendían invadir Serberia pero logramos repeler el ataque. Lamentablemente no pudimos neutralizarlos ya que huyeron al vernos. Sin embargo esta misma noche saldremos a encontrarlos es por eso que les pido que no salgan de sus hogares.
Esa misma noche comenzaría a operar el plan exterminio ideado por Nan.
Antes de entrar a Serberia Nan le había encargado a Asper que al anochecer provocara un escándalo a las afueras del pueblo para atraer la atención de todos. Ya que si ingresaban los cuatro al mismo tiempo, ninguno de los demonios podría salir del pueblo con normalidad para hacer dicha tarea. Puesto que una vez que entraran al nido de las ratas serían observados en todo momento, de echo, Nan ya había notado la presencia de al menos unos cuatro individuos que desde el momento en que entraron a Serberia los habían estado vigilando.
Además el alboroto era necesario para justificar el ataque de los rebeldes que nunca existió. Es decir, Nan quería el control total de la población y lo había conseguido infundiendo el pánico. El plan de Nan también tenia otras intenciones ya que sospechaba de Bilche, quien se había quedado patrullando las calles mientras los guerreros no estaban. Sin embargo sus sospechas se devanecieron pues sus bestias lo mantuvieron vigilado constantemente a él y a Daimun.
Finalmente, mientras los guerreros se dirigían al lugar donde Asper había provocado la explosión, las bestias de Nan habían olfateado todos los rincones del pueblo en busca del aroma de Veronica. Ellos estaban entrenados para rastrear lo que sea. Y ellos conocían muy bien el aroma de la muchacha.
Ahora Nan tenia pleno conocimiento del lugar que frecuentaba Veronica. Ese lugar sería el nido de las ratas.
Las bestias de Nan condujeron a los guerreros a una casa ubicada en la periferia del poblado. Desde el exterior se podía oír los pasos de al menos unas cinco personas, la madera crujía, por abajo de la puerta se filtraba un poco de luz. No cabía duda de que había gente en el interior.
Los tres guerreros abrieron las puertas de la casa y en su interior encontraron una gran taberna clandestina. Todos los presentes se quedaron en silencio. Observando como los guerreros entraban. La tensión aumentaba gradualmente. Los guerreros se sentaron en la mesa junto a la puerta, mientras que Nan caminó hacia el tabernero, pidió un trago y se sentó junto a la barra. El maestro tomo el vaso, lo observo un poco y lo bebió. Estaba dando la espalda a todos los presentes.
"Alan el carnicero, Jack de Grezna, Carli de Remura, Salazar, Igor, Kalri, entre otros. Nunca pensé encontrarlos en un lugar como este. Se entregan pacíficamente o a la fuerza"
Un silencio mortal reinaba en la taberna. Nadie movía un músculo, el aire se puso frío, y de pronto uno de los presentes se puso de pie y grito "¡A ellos!"
"Nunca escogen la primera opción" - dijo Nan con decepción.
En el interior se produjo una lucha entre los guerreros y los desgraciados. Muchos de ellos eran ladrones, prófugos de la justicia y estafadores. Janna golpeó con su bastón a dos de los rebeldes que estaban ubicados en la mesa más próxima, el impacto fue tan fuerte que dejo inconscientes. Lucifer fue hacia Alan el carnicero quien había sacado de entre su ropa un hacha. El sujeto era muy alto y poseía una fuerza descomunal. Cada vez que Alan utilizaba el hacha para intentar golpear a Lucifer, partía en dos una mesa.
Salazar junto al cantinero, que también era un traidor, intentaban huir del lugar. Se arrastraban por el suelo, sin embargo al llegar a la puerta los perros de Nan les impidieron el paso y terminaron por devorarlos.
Los rebeldes comenzaban a retroceder. La mayoría de los demonios ya habían sido derrotados, pero Alan y un grupo aun resistían.
- Chicos les encargo a los que quedan. Iré a ver que sucede en la habitación del fondo.
Nan fue hasta una puerta roja ubicada al fondo de la taberna. Al entrar logro ver a dos sujetos. Uno de ellos vestía un traje muy elegante, llevaba puesto un sombrero de copa y le estaba entregando un pergamino al otro sujeto que llevaba una mascara.
Al percatar la presencia de Nan. El guerrero que había recibido el pergamino corrió hasta la ventana, dio un salto y la atravesó. Pero mientras hacia esta acción, Nan arrojo un cuchillo y se lo clavo directo en un brazo.
- No escaparas tan fácilmente.
- Yo no diría lo mismo.
- Con que eras tú el traidor. Julo.
- He oído muchas cosas sobre tí. Me honra mucho poder recibirte en mi guarida.
El demonio con el pergamino había conseguido huir. Nan tendría que enfrentarse a Julo y vencerlo antes de poder seguir al misterioso del pergamino. Julo sostenía una gran guadaña por lo que una lucha cuerpo a cuerpo podría resultar letal.
- Había estado buscándote hace mucho tiempo, pero cada vez que tenía una pista sobre tu paradero te desaparecías.
El maestro saco un pequeño cuaderno que llevaba consigo, lo abrió y comento:
- Julo. Estas en la posición número cuarenta y tres en la lista de los pecadores. Los traidores de la taberna están en sobre el cuatrocientos. Es mi deber tachar tu nombre de la lista con tu propia sangre.
- Este será un enfrentamiento interesante.