Amanecer hoy

Disfruta la luz del sol en tu piel sensible porque hoy mismo puedes dejar atrás tus recuerdos, deseos y anhelos en una fría sepultura hermoseada con una simple lapida anónima. Atina a caminar descalzo por los pastos del jardín de tu vecino antes del sombrío anochecer y del impensable amanecer, hazlo antes que nunca o nunca tendrás la dicha de los otros dementes del ayer.

20 de diciembre de 2015

Génesis XXXVII: "La taberna de los bandidos"

Al anochecer los tres guerreros regresaron a Serberia y se reunieron con los pobladores para explicarles la situación.

Keyla se separo de su tío para ir junto a Janna. Le dio un fuerte abraso y ambas sonrieron.

- Pequeña esta noche saldremos a buscar a los rebeldes. Quiero que te quedes junto a tu tío. El te protegerá. No salgas a las calles por ningún motivo.

Janna sostuvo en sus brazos a la pequeña Keyla mientras Nan informaba a los pobladores.

- Nuestras sospechas se confirman. Los rebeldes pretendían invadir Serberia pero logramos repeler el ataque. Lamentablemente no pudimos neutralizarlos ya que huyeron al vernos. Sin embargo esta misma noche saldremos a encontrarlos es por eso que les pido que no salgan de sus hogares.

Esa misma noche comenzaría a operar el plan exterminio ideado por Nan.

Antes de entrar a Serberia Nan le había encargado a Asper que al anochecer provocara un escándalo a las afueras del pueblo para atraer la atención de todos. Ya que si ingresaban los cuatro al mismo tiempo, ninguno de los demonios podría salir del pueblo con normalidad para hacer dicha tarea. Puesto que una vez que entraran al nido de las ratas serían observados en todo momento, de echo, Nan ya había notado la presencia de al menos unos cuatro individuos que desde el momento en que entraron a Serberia los habían estado vigilando.

Además el alboroto era necesario para justificar el ataque de los rebeldes que nunca existió. Es decir, Nan quería el control total de la población y lo había conseguido infundiendo el pánico. El plan de Nan también tenia otras intenciones ya que sospechaba de Bilche, quien se había quedado patrullando las calles mientras los guerreros no estaban. Sin embargo sus sospechas se devanecieron pues sus bestias lo mantuvieron vigilado constantemente a él y a Daimun. 

Finalmente, mientras los guerreros se dirigían al lugar donde Asper había provocado la explosión, las bestias de Nan habían olfateado todos los rincones del pueblo en busca del aroma de Veronica. Ellos estaban entrenados para rastrear lo que sea. Y ellos conocían muy bien el aroma de la muchacha.

Ahora Nan tenia pleno conocimiento del lugar que frecuentaba Veronica. Ese lugar sería el nido de las ratas.

Las bestias de Nan condujeron a los guerreros a una casa ubicada en la periferia del poblado. Desde el exterior se podía oír los pasos de al menos unas cinco personas, la madera crujía, por abajo de la puerta se filtraba un poco de luz. No cabía duda de que había gente en el interior.

Los tres guerreros abrieron las puertas de la casa y en su interior encontraron una gran taberna clandestina. Todos los presentes se quedaron en silencio. Observando como los guerreros entraban. La tensión aumentaba gradualmente. Los guerreros se sentaron en la mesa junto a la puerta, mientras que Nan caminó hacia el tabernero, pidió un trago y se sentó junto a la barra. El maestro tomo el vaso, lo observo un poco y lo bebió. Estaba dando la espalda a todos los presentes.

"Alan el carnicero, Jack de Grezna, Carli de Remura, Salazar, Igor, Kalri, entre otros. Nunca pensé encontrarlos en un lugar como este. Se entregan pacíficamente o a la fuerza"

Un silencio mortal reinaba en la taberna. Nadie movía un músculo, el aire se puso frío, y de pronto uno de los presentes se puso de pie y grito "¡A ellos!"

"Nunca escogen la primera opción" - dijo Nan con decepción.

En el interior se produjo una lucha entre los guerreros y los desgraciados. Muchos de ellos eran ladrones, prófugos de la justicia y estafadores. Janna golpeó con su bastón a dos de los rebeldes que estaban ubicados en la mesa más próxima, el impacto fue tan fuerte que dejo inconscientes. Lucifer fue hacia Alan el carnicero quien había sacado de entre su ropa un hacha. El sujeto era muy alto y poseía una fuerza descomunal. Cada vez que Alan utilizaba el hacha para intentar golpear a Lucifer, partía en dos una mesa.

Salazar junto al cantinero, que también era un traidor, intentaban huir del lugar. Se arrastraban por el suelo, sin embargo al llegar a la puerta los perros de Nan les impidieron el paso y terminaron por devorarlos.

Los rebeldes comenzaban a retroceder. La mayoría de los demonios ya habían sido derrotados, pero Alan y un grupo aun resistían.

- Chicos les encargo a los que quedan. Iré a ver que sucede en la habitación del fondo.

Nan fue hasta una puerta roja ubicada al fondo de la taberna. Al entrar logro ver a dos sujetos. Uno de ellos vestía un traje muy elegante, llevaba puesto un sombrero de copa y le estaba entregando un pergamino al otro sujeto que llevaba una mascara.

Al percatar la presencia de Nan. El guerrero que había recibido el pergamino corrió hasta la ventana, dio un salto y la atravesó. Pero mientras hacia esta acción, Nan arrojo un cuchillo y se lo clavo directo en un brazo.

- No escaparas tan fácilmente.

- Yo no diría lo mismo.




- Con que eras tú el traidor. Julo.

- He oído muchas cosas sobre tí. Me honra mucho poder recibirte en mi guarida.

El demonio con el pergamino había conseguido huir. Nan tendría que enfrentarse a Julo y vencerlo antes de poder seguir al misterioso del pergamino. Julo sostenía una gran guadaña por lo que una lucha cuerpo a cuerpo podría resultar letal. 

- Había estado buscándote hace mucho tiempo, pero cada vez que tenía una pista sobre tu paradero te desaparecías.

 El maestro saco un pequeño cuaderno que llevaba consigo, lo abrió y comento:

- Julo. Estas en la posición número cuarenta y tres en la lista de los pecadores. Los traidores de la taberna están en sobre el cuatrocientos. Es mi deber tachar tu nombre de la lista con tu propia sangre.

- Este será un enfrentamiento interesante.


Génesis XXXVI: "La pequeña Keyla"

Chicos desconocemos la situación actual de Serberia por lo que quiero que sigan al pie de la letra mis órdenes. Consideren que todos los pobladores pueden ser espías por lo que no debemos confiar en nadie. Es una posibilidad. Lo que significa que tienen el control total de lo que sucede. Otra posibilidad es que los traidores caminen libremente por el pueblo y que nadie sospeche de ellos. Es por eso que debemos tener mucho cuidado.

- Nos infiltraremos con la escusa de un posible ataque de los rebeldes. Eso nos ayudara a ganar tiempo para poder investigar y reunir antecedentes. ¿Queda claro?

- Sí señor.

Los guerreros ingresaron al pueblo sin problemas ya que llevaban las insignias de la guardia real. Los demonios que se encontraban en las calles se sorprendieron por la visita de los soldados de la realeza. Serberia era un pueblo que se ubicaba muy cerca de la frontera del reino, sin embargo la presencia militar era casi nula. Todos observaban a los guerreros pasar, nadie decía nada.

Lucifer se acerco hacia un joven que observaba la llegada de los guerreros.

- Hola muchacho. Estamos buscando al encargado del pueblo. ¿Nos podrías dar las indicaciones para encontrarlo?

- No es común ver a soldados reales por estos lugares, me siento honrado de conocer a uno. Con gusto les indicare el camino.

 Fue así como los guerreros se dirigieron a hablar con el representante del pueblo llamado Bilche. 

La localidad de Serberia no es muy grande, vivían en total unas seiscientas personas. Los alrededores del pueblo están cubiertos por un pasto muy denso y verde. Las casas son todas de madera, muchas de ellas echan humo por sus chimeneas.

La caminata hasta la casa del jefe de la localidad les sirvió a los soldados para recuperar los ánimos.    
- Pero que tenemos por aquí. Bienvenidos hermanos de la guardia real. Mi nombre es Bilche.


Bilche era un hombre muy poderoso que había sido designado por los pobladores como su líder porque era uno de los pocos demonios que tenia la capacidad de luchar  y de repeler posibles ataques de invasores. De estatura media, llevaba siempre una capa gruesa y un traje muy fino. Su rostro tenia cicatrices de batallas del pasado por lo que escondía constantemente su rostro. Su cabello era azulado, y también tenía unas grandes manos.

No es fácil llegar hasta Serberia. Deben venir hambrientos. ¡Ya sé! ¿Qué tal si pasan a mi casa a almorzar?

Al llegar a la casa de Bilche fueron recibidos por un guerrero llamado Daimun, quien era la mano derecha de Bilche. Ambos se saludaron e hicieron pasar a sus invitados. Daimun era un feroz guerrero, físicamente se parecía mucho a Bilche solo que no tenia cicatrices en su rostro y su pelo era un tono más oscuro.

Mientras almorzaban Bilche dio a conocer sus inquietudes a Nan ya que en un par de ocasiones había tenido que lidiar con rebeldes para poder proteger el pueblo. Nan estaba consiente de la fragilidad y de las debilidades que tienen los pueblos fronterizos, sin embargo la decisión de enviar soldados a las fronteras las tomaba Kain. El demonio no tenía la autoridad para ordenar a soldados de otros lugares del reino a quedarse en el cuartel de Serberia. Además la prioridad son las ciudades en donde la población es mayor.

Posterior a dicha conversación Bilche llevo al cuartel militar de la zona a los guerreros. La puerta del cuartel estaba con llave, cosa que no pasaba en otros lugares. Esto hacia notar la ausencia de soldados en Serberia.

- Bueno, los dejo con Daimun, mi mano derecha, el abrirá el cuartel general y se quedará con ustedes mientras lo necesiten, yo  tengo asuntos que atender por lo que tengo que irme. Tienen el cuartel militar a su disposición, incluyendo las habitaciones. Si necesitan algo pueden buscarme o dejar un recado con Daimun.

El demonio les mostró el mapa del pueblo a los guerreros, les indico los lugares en donde sospechaba podrían estar escondidos los espías.

- Llevo tiempo investigando a la gente que vive en este pueblo, lo rumores que hay sobre nuestro pueblo ensucian nuestra imagen y es mi deber detener a los espías.

"¿Y has conseguido atrapar a uno?" - pregunto Nan

- No, jamas. De vez en cuando llegan desconocidos a Serberia pero terminan siendo solo viajeros que están de paso hacia otros pueblos o mercantes que llegan a ofrecer sus productos.

- ¿Algo más que deberíamos saber?

- Últimamente Bilche ha andado de muy mal humor. Cuando le mencione los rumores sobre los espías se enojó mucho, lo que trajo como consecuencia un discusión entre nosotros. El confía mucho en los habitantes de este pequeño pueblo pero estoy convencido de que los rumores son ciertos.

- Bueno. Nosotros nos encargaremos de todo. Tú quédate en el cuartel e infórmanos sobre cualquier movimiento sospechoso.

- Lo haré.

Los guerreros ordenaron sus pertenencias y salieron a dar vueltas para reconocer la zona. 

- Maestro Nan ¿puedo ir con Lucifer? - pregunto Janna

- No hay problemas, yo iré solo.

Nan recorrió las calles del pueblo en busca de cualquier viajero que pudiese traer o llevar mensajes. Pero al parecer todo estaba en orden. Algo extraño sucedía con ese pueblo.

Janna contemplo el paisaje y a su compañero por lo que no logró concentrarse en la misión. Los ojos de Lucifer eran una distracción y la volvían loca. 

Lucifer en cambio, se preocupó de conocer el pueblo y a sus habitantes.

Al cabo de unas horas una pequeña que pasaba por ahí quedo maravillada al ver a Janna y se acercó algo tímida. 

La pequeña se sonrojo al hablarle a Janna. 

"Hola" dijo con voz baja.

- Hola pequeña. ¿Cómo te llamas?

- Mi nombre es Keyla.

- Que lindo nombre tienes. ¿Dónde vives?

- Vivo en la casa de la esquina. ¿Es tu novio ese muchacho?" - dijo y apunto a Lucifer con el dedo índice.

Janna rió solo de vergüenza y respondió que no. "Solo es un amigo mío"

- La casa de la esquina. Es la casa del representante.

- Sí, es mi tío. El me cuida.

"¡Keyla!" Se escuchó a lo lejos.

Era Bilche quien la andaba buscando. "Espero no les haya causado problemas"

- No te preocupes Bilche, solo conversábamos un poco.

- Keyla. Ellos son soldados reales, están ocupados y tienen asuntos muy importantes. Vamos a casa y deja que hagan su trabajo.

Bilche tomo a la pequeña en brazos y se la llevo a casa. La niña se veía muy feliz junto a su tío. Y mientras Bilche la trasladaba a casa la niña gritó "Espero verte pronto mamá".

Janna se sorprendió un poco y comprendió la situación de la pequeña. Observo a Keyla hasta que entró a casa y comenzó a llorar.

"Qué te sucede Janna" - Pregunto Lucifer

- La pequeña debe haber perdido a sus padres en la guerra. Creo que se acercó a saludarme porque debo parecerme a su madre. Es algo muy común en este mundo. Ver niños huérfanos producto de la guerra.

-Tranquila. No llores Janna. Debemos luchar para acabar con esta guerra. Ese es nuestro objetivo.

Todo iba muy bien para los soldados hasta que a lo lejos se escucha una fuerte explosión.

Bilche salió de su casa muy alterado. De pronto todos los pobladores estaban en las calles y se dirigían a pedir ayuda a su representante.

"¿Qué está pasando?" - Preguntó Bilche.

- Bilche quiero que te quedes acá junto a los pobladores. Nosotros nos encargaremos - dijo Lucifer

- ¡Ya oyeron al demonio, todos a sus casas! yo me quedare en las calles y de ser necesario comenzaremos con el plan de evacuación.

A lo lejos se veía el humo de la explosión. De pronto apareció Nan junto a sus Bestias.

- Bilche dejare a mis mascotas en las calles, ellas patrullaran las calles y me alertaran si hay problemas. Si los malditos llegasen a entrar al pueblo, Kayser se quedará y Keyser nos irá a buscar.

Fue así como los tres guerreros se dirigieron hacia el lugar de la explosión.