Amanecer hoy

Disfruta la luz del sol en tu piel sensible porque hoy mismo puedes dejar atrás tus recuerdos, deseos y anhelos en una fría sepultura hermoseada con una simple lapida anónima. Atina a caminar descalzo por los pastos del jardín de tu vecino antes del sombrío anochecer y del impensable amanecer, hazlo antes que nunca o nunca tendrás la dicha de los otros dementes del ayer.

20 de septiembre de 2011

Génesis IV: "El desierto maldito" (pt2)

                  Ver Génesis III                                                 Ver Génesis V


El último suspiro le basto para ceder al paso inoportuno de las arenas. Su inanimada posición frente al vacío derrochador embestía con brutalidad su frágil cuerpo al ritmo de la muerte. Los cinco sentidos de Lucifer ya casi no tenían efecto sobre su cuerpo y la llama del Thanatos ya había cedido ante la locura inducida por este juego. Las probabilidades de supervivencia llegaban a niveles críticos, puesto que los cúmulos de arena daban inicio a devorarlo en el más horrendo de los espectáculos. 

¿Cómo es posible sellar el misterio del destino con una última mirada? ¿Acaso no es necesario dejar atrás recuerdos y memorias de grandes hazañas para ser recordado? Solamente piensen en mi nombre, Lucifer. 

Esta sensación, un cosquilleo en mis piernas y en mi espalda, parece como si me estuviesen cocinando caníbales, en una selva del medio oriente un día de verano. No debería entrar en desesperación porque soy mucho mejor que los de arriba, tengo mis propias ambiciones, soy libre en este infierno, nada ni nadie es dueño del poder absoluto, yo... yo soy inmortal y nadie puede igualar mi sed de venganza, es eso lo que me ha convertido en lo que soy. Un demonio. 

Pero qué ocurre ahora. Mis piernas, mis pies. Creo que he perdido el contacto con parte de mis extremidades. Mis recuerdos de Grecia junto a Gabriel son en realidad un recuerdo o quizás fueron solo sueños. Nuestro maestro. Mis maestros. Me han usado y debo vengarme, todo es culpa de Kira quien me manipuló. No puedo caer en esta trampa. Debo escapar.

Qué haré. Ya me queda muy poco. Ya casi no siento mi cuerpo. La "serpiente del desierto" avanza lento pero firme y segura de su victoria. La arena ya casi me cubre el rostro. 
  
El príncipe del mal miro por última vez hacia el horizonte, cerró sus ojos y guardo la calma dejando de oponer resistencia alguna. Él había perdido. 


Una última mirada hipnotizado, la aflicción.





3 de septiembre de 2011

Tragedia

Día afectivo por aquellas luces que se extinguieron, no falta al acontecer la desdicha, la melancolía de ligarse a la tristeza. Sí, los rasgos del espejismo y los sueños del océano muestran sus temores ocultando lo difuso e inexacto por sobre un entendimiento frágil. Una sensibilidad aborda discreta frente a la memoria, los retratos alegóricos son latentes e inoportunos, recordar figuras de personas libres no muy distantes al gran camino, esa senda presente donde un mínimo suspiro es vida para miles.