Lucifer cargaba con un odio incomprensible. El había perdido algo importante en su vida, una parte de su ser o quizás parte de su corazón, los cuales eran motivos suficientes para sentir este vacío espiritual. Siempre llevaba un gran dolor en el pecho que le quitaba la libertad que tanto necesitaba.
-En esta lección aprenderás a dominar tu Qí. Para ello quiero que cierres tus puños e intentes concentrar un manto de energía que los cubra por completo. Tal como te mostrare ahora.
Drake cubrió su mano con su Qí y posteriormente cogió una piedra del suelo la cual se elevo lentamente hasta alcanzar unos cuantos centímetros de altura, aun cubierta por un manto de energía comenzó a girar rápidamente hasta que repentinamente explotó y se deshizo como polvo.
Lucifer no tardo mucho dominar su Qí, su maestro estaba sorprendido por la habilidad que poseía el demonio, quien ya tenia el control de la destrucción de piedras. Mientras que lucifer concentraba todas sus energías en las piedras, Drake lo detuvo.
-Antes de seguir te haré entrega de tus dagas de combate
que son el arma utilizada por la elite, fueron diseñadas por el mismísimo Lord
Grendel antes de su muerte en la batalla de los condenados. Las dagas son necesarias
para defenderte ante cualquier amenaza y para proteger a tu reino, pero para
merecer tu armamento debes entregar una ofrenda.
-¿Una ofrenda? ¿Qué tipo de ofrenda?
-Bueno más que una ofrenda es un pacto de sangre. Ellas
protegerán a su dueño y estarán para ti pase lo que pase, estos pactos
son actos simbólicos en el cual un guerrero mancha con su sangre un objeto que
lo protegerá en las batallas. Además esto refuerza tu compromiso con el reino y la seguridad del mismo.
-Correcto, entonces hagámoslo.
Lucifer tomo las dagas que eran algo pesadas, corto la palma
de su mano y completó el pacto con las armas que tomaron el color rojo de la
sangre de lucifer. Ahora el demonio sentía como las dagas ya eran parte de él,
sintió como estas se volvieron más livianas, casi como si fueran una extensión
más de su cuerpo.
-Al parecer ustedes dos serán grandes amigos –dijo Drake
riéndose-. Trabajar con las dagas no es lo complicado, lo que tú necesitas es
dominar los ataques de energía. Observa.
Drake extendió su brazo hacia delante. Se notaba que el
maestro estaba muy concentrado, cerró los ojos y tan rápido como una flecha, el
ambiente cercano a él se tornó brusco. Fue solo un instante en el que de la
nada apareció una gran espada en las manos del maestro Drake.
El amo de las tinieblas estaba sorprendido. ¿Cómo había
conseguido una espada tan majestuosa así de la nada?
Verás, lo que acabas de ver es algo muy parecido a lo que
aprenderás mientras seas mi pupilo. En mi mano izquierda llevo 5 anillos. Cada
uno contiene un pacto, pero la diferencia es que en cada uno de ellos yo he
guardado un arma propia.
De pronto la espada de Drake comenzó a desprender fuego en diversas direcciones, la espada ardía en llamas de una forma magistral.
-Esta es la gloriosa espada de fuego joven guerrero.
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