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Seguramente es un viejo. |
Típico, un día no tan fuera de lo común en Santiago, bordeando las 7 de la mañana. Una jornada más se avecina de manera impertinente al transito individual. Como es natural del sistema, el conflicto matutino se ve interrumpido debido a una clase muy compleja de super humanos que emerge desde su refugio y que en ciertas ocasiones llama la atención de los trabajadores y constructores. Esta especie que se ha ido moldeando con el pasar de los años hace su aparición cada mañana por las calles de la capital y del mundo entero con la única funcion de mantener un entorno equilibrado.
Personalmente se me hace muy difícil clasificar a esta variedad de humanos, pero culturalmente son llamados abuelos o viejos.
Mi investigación comenzó a mediados de junio, cuando perdi mi empleo en la agencia de correos de Chile. Por esas casualidades de la vida descubrí una realidad paralela a la rutina, una realidad propia de seres humanos de tercera edad que cada mañana vemos en nuestro barrio sin darle las más mínima importancia.
Es interesante tomarse el tiempo de dar un vistazo por la calle donde podemos encontrar una gran variedad de escenas asombrosas pero en esta ocasión no trataremos de un embrujo que atormenta a un pueblo, mujeres que visten mini faldas o de un chisme que llega a ser mito urbano. El compendium de argumentos no nos lleva a los paraderos de las avenidas ni menos a barrios de alta clase. Debemos hallarnos en tu barrio, tus calles, tu gente. Esos estrechos pasajes de la clandestinidad donde la seguridad personal es primordial en las oscuras noches pero que no obstante de madrugada se transforman con gran brutalidad para dar como resultado las calles del un pueblo fantasma en donde el peligro se opaca. Es esa misma calle y hora en la cual los fantasmas dan paso a abandonar sus hogares para iniciar relaciones publicas que no se merecen dicho nombre gracias a que son fantasmas que no tienen palabras ni emociones para los demás. Estamos hablando de aquella hora muerta. Si bien nuestro personajes nebulosos no hablan, son observadores de élite que desean ver a través de los otros fantasmas para buscar defectos a la deriva de la traición, unos insensibles malhumorados no tan diferentes los unos de los otros.
Retomando a la mega raza de seres humanos que se toman las calles cada mañana en señal de protesta cabe destacar que son tan débiles en lo terrenal aunque tan humanos de corazón que su identidad es de carne y hueso. Mientras los fantasmas caminan observando con ojo de águila a estos abuelos, ellos tratan de entender el por qué de tan poco corazón y poca humildad de los espectros que no son capaces de siquiera saludar o sonreír. Ellos barren las calles para limpiar el camino impuro del peatón, dan color y vida a la calle con sus jardines bien cuidados mientras que la contra parte adorna con su soledad. Estoy contento de no ser un espíritu solitario aunque sea un observador como es natural, solo aborrezco el caminar y ver caras deformes por la tristeza. De todos modos la sonrisa que llevo en los espacios públicos tiene el fin de enfermar y contagiar los aquellos rostros vacíos, por eso los invito a saludar al vecino colectivo junto con compadecerse de aquellos rostros que necesitan ayuda de especialistas.
Retomando a la mega raza de seres humanos que se toman las calles cada mañana en señal de protesta cabe destacar que son tan débiles en lo terrenal aunque tan humanos de corazón que su identidad es de carne y hueso. Mientras los fantasmas caminan observando con ojo de águila a estos abuelos, ellos tratan de entender el por qué de tan poco corazón y poca humildad de los espectros que no son capaces de siquiera saludar o sonreír. Ellos barren las calles para limpiar el camino impuro del peatón, dan color y vida a la calle con sus jardines bien cuidados mientras que la contra parte adorna con su soledad. Estoy contento de no ser un espíritu solitario aunque sea un observador como es natural, solo aborrezco el caminar y ver caras deformes por la tristeza. De todos modos la sonrisa que llevo en los espacios públicos tiene el fin de enfermar y contagiar los aquellos rostros vacíos, por eso los invito a saludar al vecino colectivo junto con compadecerse de aquellos rostros que necesitan ayuda de especialistas.
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