Amanecer hoy

Disfruta la luz del sol en tu piel sensible porque hoy mismo puedes dejar atrás tus recuerdos, deseos y anhelos en una fría sepultura hermoseada con una simple lapida anónima. Atina a caminar descalzo por los pastos del jardín de tu vecino antes del sombrío anochecer y del impensable amanecer, hazlo antes que nunca o nunca tendrás la dicha de los otros dementes del ayer.

24 de febrero de 2012

Génesis X: "Ataque desde las sombras"

                              Ver Génesis IX                       Ver Génesis XI

Tras el encuentro de Lucifer con los guerreros de la resistencia, estos últimos dieron inicio a un violento ataque sobre el indefenso demonio que trataba de esquivar los disparos del sujeto alto, mientras que el otro sujeto corría para acercarse lo más posible al demonio con el objetivo de aniquilarlo. Una vez que el asesino llegó al punto de encuentro con Lucifer intentó acabar con la vida de éste, pero no obstante el demonio dio un puñete que derribó a su contrincante. Más concentrado que nunca, debía estar alerta para evitar recibir daños. Esquivaba con audacia los disparos del recluta de la resistencia. El demonio menor se ponía de pie para atacar a Lucifer por la espalda. Al grandote se le acababan las flechas por lo que debía recargar. Fue en ese momento que Lucifer aprovecho para golpearlo, solo que antes tuvo que agacharse para esquivar las garras del demonio menor a quien le dio una patada de lleno en el rostro. Nuevamente el asesino caía al piso.

Ya había cargado el artefacto de su mano aquel demonio mayor y al apuntar hacia el frente, Lucifer dio un salto abalanzándose sin remordimientos sobre la criatura quien desgraciadamente tomó del cuello al demonio Lucifer. 

- Estas acabado -dijo el recluta mayor- de esta no escaparas.

- Mátalo, mátalo -susurro el recluta menor- Mientras volvía a ponerse de pie. 

El demonio extendió el brazo del cual sostenía a Lucifer y con el otro apuntó al rostro del condenado.

Lucifer debía morir con aquel disparo, sin embargo, antes que esta impactara en su cráneo, la sombra del demonio se adelantó y detuvo la espina de hueso con sus propias manos.

Además ocurrió que de entre el bosque un hombre misterioso apareció como una estrella fugaz dando una patada certera en la cara del recluta menor. La intensidad del golpe era colosal. Fue como si una bala hubiese atravesado el campo de batalla para golpear a su objetivo. El cuerpo del recluta salio expulsado una docena de metros y derribó unos cuantos árboles en el camino.

Nadie entendía bien que ocurría. La sombra de Lucifer había tomado vida y atacaba al otro recluta en pie. Esta misma sombra era semejante a una extensión del cuerpo de Lucifer, fue entonces cuando aquel ser hizo aparecer de la nada una lanza de similares características, es decir, igual a una lanza de sombra para ensartarla en el corazón del guerrero mayor. La sombra de Lucifer realizo una metamorfosis para cambiar de forma.

El demonio estaba a salvo pero por desgracia volvió a encontrarse con Asper quien estuvo siguiendo sus pasos desde el momento en que se dio a la fuga.


23 de febrero de 2012

Génesis IX: "Problemas"

                               Ver Génesis VIII                          Ver Génesis X


Al llegar a la selva, pisó raudo y firme la tierra de aspecto húmedo, producto de las lluvias que habían afectado a la zona. Era poco lo que veía entre tantas ramas y matas de diversas especies y variados colores. El lugar tenía abundante vegetación por lo que no seria muy difícil ocultarse. Aún entre tanta maleza podía distinguirse un sendero que probablemente lo llevaría a alguna zona habitada.

La noche se aproximaba lenta por lo que decidió apurar el paso para sacarle un poco de ventaja a sus captores. Estaba consciente de que tarde o temprano llegaría Asper, pues él era el responsable de mantener a salvo a Lucifer. Después de caminar un par de horas, se dispuso a tomar un descanso. Se sentó en la tierra húmeda cuya fragancia lo refrescó.

Justo cuando pensaba que ya no escaparía más de los problemas un sonido lo alertó. Provenía de unos arbustos cercanos. Fijó su mirada nuevamente hacia el interior de la jungla y comenzó a correr mientras una ráfaga de huesos le seguía los talones.

Al intentar escapar tan apresurado se vio forzado en realizar esfuerzos mayores por lo cual tropezó frente a un gran árbol. En tanto, un hueso con forma de flecha impacto en el árbol a gran velocidad quedando clavada. Lucifer dio media vuelta y dos sujetos se aproximaron.

- ¿Quiénes son ustedes? ¿qué quieren de mí?

- Que acaso no ves, somos reclutas de la resistencia -dijo el desconocido-. Nos pareció extraño ver a un joven como tu en estos lugares. ¿De quién escapabas?
- El espía debe morir.

Ambos sujetos vestían atuendos confeccionados con huesos, el más alto y grueso poseía una especie de ballesta en su mano derecha de la cual arrojaba las flechas de hueso mientras que el de estatura media tenía un tekagi en ambas manos. Ese era un equipo letal, dos grandes guerreros contra un indefenso Lucifer.
La mirada del desconocido de los tekagi.

18 de febrero de 2012

El teléfono móvil que chocó a cien por hora.

Era una calurosa tarde de verano en Santiago, yo paseaba con tranquilidad en mi pequeño automóvil marca Hyundai modelo Getz. No hace falta entrar en detalles sobre mi destino o sobre quien me acompañaba en ese instante tan dichoso, es solo que iba muy atento a las curvas de la calzada y a los posibles peligros del camino puesto que en una cuidad llena de despistados, maniáticos, cerebritos y borrachos son inminentes cientos de situaciones de peligro y en particular en Lo Prado donde los niños andan sueltos por la calles sin la vigilancia de un adulto o de alguien lo suficientemente responsable para aconsejar a un menor de edad sobre el daño que puede causarle a su familia el perder la vida en un accidente.

El punto es que luego de virar hacia la derecha en la intersección de las calles Obpo Rodriguez e Isla Decepción en dirección a Dorsal, me tope con una situación muy particular que hizo ¡cabum! en mi cabeza. A la altura de la calle Escocia reduje drásticamente la velocidad de mi vehículo para adelantar a un ciclista que tantos problemas causan en las calles. Y no lo digo por mi, sino por los chóferes sin experiencia, las personas sin licencia de conducir obtenidas honestamente (es todo un tema que hasta amigos, compañeros y conocidos tratan de tal forma que llega a darme vergüenza la falta de cultura por el hecho de que digan con tanta calma que es muy fácil pagar veinte o treinta mil pesos para sacarla) y sin cordura que no son capaces de siquiera reconocer el significado de una señalética en la que hasta se puede leer textualmente "No Estacionar Reservado para discapacitados". Bueno este ciclista que se desviaba un poco para la izquierda como queriendo decir ¡atropellame por favor! llevaba su bolsa de pan que colgaba al costado de la bicicleta, y mientras que con una mano sostenía firmemente el manubrio con la otra hablaba por celular.

Cómo es posible andar en bicicleta y hablar por celular. La escenita me recordó los partes que reciben los conductores que hacen tal atrocidad, pero un ciclista hablando por teléfono es tan fuera de lo común. 

Que lindo pensé. Aceleré lo antes posible para escapar de las garras de la muerte, esas garras que te siguen para donde sea que vallas, que saben donde es que te escondes y que jamás te dejarán hasta que descanses en paz. La reflexión es simple, qué valor le das a tu vida, qué precio tiene un día más de vida y qué es más peligroso, un automovilista charlando por celular o un ciclista charlando por celular.