Esta historia tiene su origen hace aproximadamente un año. Pablo Oyarzun quien constantemente buscaba maneras de ahorra cada peso de su misero salario, quien además tenia un gran ingenio para hacer durar su presupuesto para cada fin mes y para estirar su dinero hasta casi reventar. Un día descubrió que ya era un experto en las matemáticas cosa que le causó gran orgullo pues el era un llamado "ratón de biblioteca" que nada tenia que ver con los números.
Don Pablo era un lector de calidad que se interesaba por casi todas las materias existentes, pues esa era su pasión, inclusive hacia esfuerzos enormes para entender los gruesos y tediosos textos de anatomía de la biblioteca de Santiago, pero lo que más le fascinaba a Pablo era leer todo libro relacionado a la ecología.
Todos los días observada cada rincón de su casa en busca de alguna falla en el sistema, de un error o un vació que le hiciera perder dinero. Como no tenia amigos ni pareja su casa era un refugio de la abundancia que significaba mucho para Pablo porque su casa demostraba un dominio personal, una cosa única y propia.
El momento en que la vida del señor Oyarzun decidió darle un respiro a su bolsillo fue cuando lo contrataron en una empresa extranjera para incrementar las ganancias y reducir las perdidas. Fue Don Albert Montt quien descubrió a esta mente maestra de los negocios en las calle de la capital mientras compraba un sándwich con una bebida en un local de comida rápida. Pablo le advirtió que era más conveniente comprar un sándwich premium con ingredientes extras y la bebida comprarla en el quiosco del frente. Montt sonrió y sin quererlo acabaron charlando en la colación. Montt le planteo los problemas financieros de su empresa y Pablo sonrió dándole una pequeña clase de ahorro y marketing.
El pobre hombre consiguió el empleo soñado. Como parte del cuerpo de administración de la empresa de Albert logro aumentar las ganancias de la empresa privada en un 2.1% que traducido al lenguaje común y corriente son muchos millones.
Antes de recibir su primer sueldo. Pablo creyó haber hecho la inversión de su vida al comprar un set de paneles solares. Nunca se había equivocado si el tema se relacionaba al ahorro ya que sus estudios antes de actuar le decían si una compra era viable o no. Pero la realidad era otra pues ya había instalado los paneles solares sobre el techo de su casa en una posición y angulo que le permitiese recibir un máximo de rayos solares. Ya no pagaré nunca más la cuenta de la luz -comentaba alegre-.
Como Pablo adquiría fama entre los ejecutivos de la empresa y entre la competencia decidió tomar precauciones para evitar su sobreexposición. Tenia planificado que durante un año debía conservar su empleo sin importar si se le ofrecían mejores oportunidades, no podía desordenarse ni abandonar su puesto sin antes dejar a Montt en la cima. Y ya lo tenia planificado.
Luego de unos meses de haber instalado los paneles solares, que por supuesto, no son para nada baratos surgió en su vida un gran problema. Una constructora internacional había adquirido la aprobación de las autoridades para construir un departamento justo al lado de su casa. Para Pablo este había sido un golpe muy duro pues a la semana la faena ya había comenzado y muy pronto el edificio cubriría su casa de tal forma que perdería gran parte de los rayos solares destinados a abastecer la red eléctrica de su vivienda. Su plan financiero había fallado por primera vez. Fue así como trabajo día y noche para buscar alguna solución a la problemática de los paneles fotovoltaicos, ya que, tenia presupuestado que en unos 2 años recuperaría su inversión.

Al cabo de un tiempo Pablo podía ver desde la ventana de su habitación el departamento que se imponía justo al lado de su casa con sus nuevos vecinos que ya habitaban las casas casi en su totalidad. Recordando sus momentos de gloria todavía mantenía los paneles sobre su casa con las esperanzas de que algún día un rayo de sol le devuelva su inversión y sus sueños.
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