El enmascarado había conseguido huir. Ya estaba afuera de la ciudad, corría a gran velocidad junto a dos de sus bestias hacia la libertad. De pronto se detuvo bruscamente.
"A dónde vas con tanta prisa" - preguntó Nan.
- Apártate de mi camino si no quieres sufrir la consecuencias.
Así que tú eres la rata que se ha infiltrado a Grantaria. Se que le has estado vendiendo información clasificada a los rebeldes.
- Me impresiona que me hayas descubierto. ¿Cómo lograste descubrirme?
- Digamos que tengo un olfato para detectar a las ratas. Lo tenia planeado desde que pisamos esta ciudad, las vueltas que di fue para anunciarme. Sabia que seguirías a mis alumnos, ellos no se darían cuenta que los estabas siguiendo, Drake ya te había detectado, sabia que seguías a Lucifer cuando le dijo que debía cuidar su espalda, él era el señuelo, además el cuartel general queda a más de cuarenta minutos de mi restaurante favorito, en ir y volver tardaría más de una hora por lo que mis muchachos irían a buscarme y te traerían hasta mi. También considere que jugarías con trucos sucios para huir, por eso traje a Sombra, el puede dividirse para proteger a varios civiles al mismo tiempo. Pensé que Lucifer te atraparía, pero Janna no estaba en mis planes inicialmente. Pero aquí te tengo. Ahora te pido que te entregues pacíficamente o a la fuerza.
- Maldito bastado, jamas me atraparas.
El enmascarado dio una señal a sus bestias para que atacasen.
El enmascarado dio una señal a sus bestias para que atacasen.
- Has cometido un grave error.
Nan no parecía el mismo que hace un rato. Su rostro demostraba su enojo, su lado amable desapareció. Corrió hacia el enmascarado e invoco a dos enormes perros que de un mordisco se comieron a las ratas del enmascarado. Cogió del cuello al traidor que temblaba de miedo y lo levanto.
"No puede ser" - Dijo el enmascarado.
"Tu. Tu. Tu eres. ¡Tu eres Nan!"
Los reclutas ya habían acabado con todas las ratas en la ciudad. Gracias al rápido actuar de los tres soldados ningún ciudadano había resultado herido. Al rato vieron a Nan llegar montado en una de sus mascotas.
- Jóvenes les pediré que me esperen un momento ya que tengo un asunto que atender en el cuartel. Por mientras quiero que tomen los cuerpos de esas bestias y los trasladen al patio trasero del cuartel, más tarde serán el alimento de mis perros.
Fue así como Nan ingreso al cuartel junto a su mascota y se encerró en los pisos subterráneos.
Nan ingreso junto a sus perros a una habitación oscura y aislada.
- Kaiser puedes soltarlo.
Tras esa orden, el perro de Nan vomito al sujeto enmascarado. Quien permanecía inconsciente.
Nan se quito los guantes, cogió un balde de agua y lo puso sobre una mesa. Tomo una silla, sentó al prisionero, lo ató, le quito la mascara y espero hasta que despertase.
El prisionero comenzaba a recobrar la conciencia. Antes de que el maldito pudiera si quiera abrir los ojos, Nan sumergió el rostro del espía en el balde con agua que había calentado con sus manos en llamas. Al sacar la cara del balde el espía, este dio un grito de dolor.
"Vas a hablar" - dijo el maestro.
Para la sorpresa de Nan. No era un espía a quien debía interrogar. Era una espía.
"No hablare" - dijo la joven con voz femenina.
Nan calentó aun más el agua y volvió a sumergir la cabeza de la espía.
- ¿Hablaras?
- Sabes que me mataran si lo hago.
Nan calentó un poco más el agua y repitió el proceso.
- ¿Y ahora?
- No tengo nada que perder.
- Esa no es la respuesta.
Nan tomo de la mano a la muchacha y quebró su pulgar. Calentó el agua aún más. Mientras tanto la muchacha gritaba con fuerza.
Desde el exterior no se escuchaba nada. La habitación en la que se encontraban estaba tan aislada que si alguien se paraba afuera no lograría escuchar los gritos. Nan era un especialista en rastreo y en interrogatorios, el mismo había diseñado las habitaciones de tortura. Eran muy pocas las personas que sabían que Nan era el espía más famoso del reino hasta antes de la rebelión. El era el encargado de infiltrarse en las mafias y en las organizaciones criminales para obtener información que luego llegaría a manos de Kain. Más tarde fue contratado como maestro para la guardia real. Por fuera parecía una persona muy amable y buena, sin embargo por dentro era el encargado de torturar a los espías. La habitación de torturas era su retrato. Por fuera se veía como una habitación común y corriente pero por dentro solo se podían oír los gritos de las victimas que jamás salían con vida.
Tras un par de horas Nan salio del cuartel junto a su mascota. Se veía feliz.
- Muchachos tengo buenas noticias. Tenemos un dato que nos conducirá al refugio de las ratas.
"Eso me parece fabuloso" - dijo Janna.
"Por cierto, las ratas se pudrirán si no alimentas luego a tus mascotas" - dijo Asper.
- Es cierto. Janna serias tan amable de lleva a Keizer a alimentarse.
- A la orden. Pero ¿Kaiser no comerá?
- No te preocupes Janna. Kaiser acaba de comer carne asada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario